Opinión | Renovarse o morir • Ramiro Chávez Anaya

Los partidos políticos mayoritarios (PAN, PRI, PRD) viven momentos cruciales en su organización interna. Los tres institutos políticos se ven arrastrados hacia la incertidumbre a causa de la ya próxima sucesión presidencial del 2006.
En el PAN hasta la semana pasada mencionaban como aspirantes a Santiago Creel, Felipe Calderón, Francisco Barrio y Alberto Cárdenas. A la fecha Francisco Barrio renunció a registrarse como candidato, en virtud de observar inequidad en el proceso de selección y por considerar que las estructuras de gobierno denotaban una tendencia privilegiada hacia Santiago Creel.
En el PRI, los aspirantes se clasifican en dos corrientes, los unos que se identifican con el dirigente nacional del Partido: Roberto Madrazo P., y el otro grupo que lo conforman cinco aspirantes: Enrique Jackson, Arturo Montiel, Enrique Martínez, Tomás Yarrington y Manuel Ángel Núñez.
Hasta la fecha las discusiones internas en el Partido son en relación a la necesidad de que Roberto Madrazo, renuncie al cargo de presidente del Comité Ejecutivo Nacional, en aras de un proceso equitativo y transparente. Por otra parte, el Grupo Unidad Democrática (TUCOM), acaba de definir un método novedoso para seleccionar de entre los cinco aspirantes, al mejor posicionado en las simpatías populares. Para el efecto han contratado los servicios de una consultora y con calidad de imparcialidad como lo es Transparencia Mexicana, que preside Jesús Reyes Heroles –hijo-, la cual llevará a cabo dos procesos de consulta a través de encuestas: Una dirigida a la población en general y otra dirigida a las estructuras y militantes del partido.
Del resultado de la consulta, saldrá el abanderado del grupo (TUCOM), el cual se la jugará en un proceso de consulta abierta a la población con Roberto Madrazo. Hasta aquí parece que hay voluntad para lograr el mejor candidato a la presidencia por parte del PRI, sin embargo, hay un factor interior que obstaculiza un desarrollo armonioso del proceso de selección, y nos referimos a la secuencia que llevaría la renuncia de Madrazo al CEN del PRI, lo que motivaría por estatutos la llegada de Elba Esther Gordillo a la Presidencia del CEN del PRI.
Se teme que la Profra. Gordillo al asumir la Presidencia del PRI, pueda ejercer sus atributos políticos en contra de Madrazo. En pocas palabras, al parecer la política interna del PRI nacional es rehén o se encuentra muy evidenciada de las actuaciones de la profesora Gordillo, por lo que también el PRI, se encuentra en la incertidumbre en el rumbo.
Ahora veamos al PRD, es innegable que Andrés Manuel López Obrador tiene en el momento el poder acumulado, debido a su posicionamiento en la opinión pública. Por otra parte Cuahtémoc Cárdenas en su cuarto intento de jugar la candidatura a la Presidencia de la República en las filas del PRD, ha decidido renunciar a participar como candidato por el PRD, en virtud de que siente que no se le ha escuchado para que el PRD, convocara a un debate de proyectos de gobierno, dentro del esquema de su propio partido.
En otras palabras, nos deja entrever que un partido que se autoproclama democrático, no cumple ese principio de darle oportunidad a la ciudadanía para que escuche los puntos de vista y los programas de acción de quienes aspiran –en todo caso López Obrador y Cárdenas-.
Por eso y seguramente por otros motivos Cárdenas Solórzano, se retira de la contienda dentro del PRD, pero deja abierta la opción para definir en Diciembre 2005, la posibilidad de hacer alianza con los movimientos de una auténtica política de izquierda y participar de candidato.
Estos antecedentes sirven a reflexión de lo que actualmente sucede en el nivel estatal, donde el PAN sigue controlado por la famosa familia sagrada: el PRI, que está en el proceso de selección del Comité Estatal y que el domingo 16 tendrá elecciones que enfrentan dos corrientes, aunque son tres aspirantes a dirigir el Comité Estatal del PRI, de ellos se vislumbra una competencia más cerrada entre dos corrientes, la primera que encabeza Leodegario Varela que ha logrado la alianza de sectores, diputados, presidentes municipales y dirigentes magisteriales, y la segunda de Raúl Flores Muro, quien confía su victoria en su experiencia y en el manejo de las estructuras partidarias, ya que hasta hace poco se desempeñaba como Secretario General del Comité Estatal del PRI. Así pues el primero: -Leodegario- significa el cambio y la apertura a nuevos cuadros, y el segundo –Flores Muro- representa la continuidad y la simulación del cambio.
De todo lo anterior viene al caso de la oportunidad de participar los militantes de los partidos, eligiendo a sus mejores prospectos, hacerles ver que una cosa es la disciplina partidaria y otra es el derecho a la participación democrática.
En el PRD también se viven tiempos de renovación, lo están haciendo en los Comités Municipales, pero curiosamente un partido que se dice de la Democracia, ahora nos informa que la mayoría de los Comités Municipales están casi decididos, al lograr lo que antes sucedía y que ellos criticaban, es decir, los candidatos de unidad.
Es una contradicción: que un partido democrático, evada la participación de sus militantes en la designación de sus representantes, los candidatos de dizque unidad, no es otra cosa sino la anulación del único poder de los militantes: de poder de decidir. Por lo menos tendrían que reconocer los perredistas, que les gustó el mecanismo que por años usó el PRI y que en ese entonces lo calificaban de “el dedazo”.
Es por eso que la militancia debe ser más activa y debe luchar porque su voz, su opinión y su voto, sean tomados en cuenta. ¡Renovarse o morir! Pero renovarse en la forma y en el fondo.

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