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Las noticias y el debate de la vida pública de Jalpa, Zacatecas, México

julio 31, 2005

Opinión | Matalotes • Francisco Barradas

De la cosa pública hablábamos en anterior escrito, generosamente difundido por este Siglo 21, tan necesario para la comunidad jalpense de todo el mundo. Y proponíamos discutir lo que fuera de esa naturaleza, ya que a todos nos afecta. Hablemos, hoy, de los jóvenes. Asunto público, en tanto que interesan, se les quiere.
Irrita leer que los muchachos mexicanos prefieren quedarse cómodos en casa de sus padres hasta los 35 o 37 años, cuando, por lo demás, ya ni tan muchachos, más bien tamaños matalotes con capacidades suficientes para mantener un hogar distinto.
Quizá en Jalpa esto suene ajeno, ya que la migración destaza familias, motiva la partida de los hijos o se ha llevado antes al padre o la madre. Pero búsquese bien y aún aquí verá el fenómeno, en el área urbana… un muchachón que tarda en salir de casa, que nomás no se casa… En la capital de Aguascalientes no es extraño.
Lo que en el fondo sucede es que los muchachos, obsérvelos bien, son menos decididos hoy que antes. Se angustian con más frecuencia, confían menos en sus capacidades y están más confundidos que el común de los jóvenes de otras épocas.
Sin duda que son más despiertos y desinhibidos, menos inocentes, que adquieren destrezas a velocidad de rayo y que se comunican mejor, o por lo menos más rápido que los de anteriores generaciones. Pero los jóvenes mexicanos de hoy quizá han pervertido la esencia del coraje, pareciendo quedar lo suyo en simple fanfarronería, aunque no sea así.
Antes bastaba saber montar a caballo para ganarse la vida. Y esta sentencia, además de una verdad histórica, es un simbolismo. Porque el manejo del caballo obliga a pensar en movimiento, también en control y fuerza. Pero cuántos jóvenes se sienten hoy capaces de controlar su destino, ¡tiemblan ante la crisis económica!, ¡creen en supercherías!, ¡se han olvidado de la lectura!, ¡pueden ir a la deriva!
Se divierten en tanto, como todos lo jóvenes en todas las épocas. Aunque ahora la borrachera puede prolongarse cuanto quiera; hay maneras fáciles de hacerlo… Y dura, comienza a informarse, hasta los 38 o 39 años…
El aula se prolonga, la adolescencia se prolonga, concluyo tras leer un reporte noticioso sobre el Instituto Nacional de la Juventud que avisa de una creciente “querencia” de los jóvenes adultos mexicanos con la casa, que no es decir con los parientes, paterna. Nuestros becerros tardan en destetar, se ve. México, que necesita buenos toros en sus ruedos… los que no emocionarían de faltar las vacas, cuestión que no se discute.

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